Los miomas uterinos son masas anormales de tejido muscular liso, que se localizan en el interior y alrededor del útero y ocasionalmente en el cuello uterino.
Se originan de las células de músculo liso que existen en el miometrio o pared del útero. En la mayoría de los casos suelen ser múltiples, pero en ocasiones pueden ser únicos.
Se les suele denominar a estas lesiones también como leiomiomas o fibromas uterinos.
Se encuentran habitualmente en el cuerpo uterino, aunque en algunas ocasiones pueden aparecer en el cuello uterino.
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La causa de los miomas uterinos no se conoce, pero necesitan de los estrógenos para su crecimiento, por lo que se acepta que es un tumor estrógeno-dependiente.
El factor hereditario, puede ocasionalmente influenciar la aparición de los miomas uterinos.
Tipos de miomas:
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Los miomas intramurales se localizan dentro de la pared uterina.
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Los miomas submucosos, que sobresalen hacia el endometrio (o capa mucosa del útero)
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Los miomas subserosos, que se encuentran en capa externa del útero (o serosa).
Dependiendo de su localización y tamaño, los miomas submucosos y en ocasiones los intramurales, pueden afectar al embarazo.
Síntomas de los miomas uterinos
Muchos miomas uterinos no presentan sintomatología alguna. Sin embargo, aproximadamente un tercio de las pacientes que son diagnosticadas de mioma uterino, presentan:
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Una masa abdominal
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Una hemorragia uterina anormal
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Dolor en la pelvis o en el abdomen bajo
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Síntomas compresivos de órganos vecinos
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Lumbalgia
El síntoma más frecuentemente asociado a la aparición de los miomas es la hemorragia uterina anormal.
En la inmensa mayoría de los casos estos miomas son tumores benignos, aunque las estadísticas indican que aproximadamente una de cada 10.000 pacientes con miomas presentarán un tumor maligno, que se denomina leiomiosarcoma. En estos casos el crecimiento del mioma suele ser rápido y esto hay que tenerlo especialmente presente en pacientes post-menopáusicas.
Se estima que una de cada cuatro o cinco mujeres presenta miomas uterinos. Habitualmente suelen ocurrir en mujeres entre los 30 y los 50 años y normalmente disminuyen de tamaño después de la menopausia.
Los miomas pueden ser la causa de:
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Hemorragia uterina excesiva
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Dolor o sensación de presión
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Infertilidad, aborto y parto prematuro.
El tratamiento quirúrgico, puede corregir estos problemas, aunque hay que tener presente que existe la probabilidad de que vuelvan a aparecer.
Formas de diagnóstico
El diagnóstico de los miomas puede ser relativamente sencillo y en muchas ocasiones tan sólo se requiere de un simple examen pélvico manual por parte del ginecólogo
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Ecografía transvaginal. La mayoría de las veces, los miomas se diagnostican de esta forma, que permite detectar más del 95% de los miomas intramurales.
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Histerosonografía (ecografía introduciendo suero salino en el interior del útero)
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Histeroscopia, nos permite sospecharlos cuando se ve una deformidad en el interior de la cavidad uterina que no corresponde con un pólipo o un mioma submucoso.
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La resonancia magnética es la técnica que permite una mejor visualización de los miomas intramurales, así como otros tipos de miomas y lesiones uterinas. Sin embargo, debido a su alto coste, su uso queda reservado para casos en los que no se haya podido establecer un correcto diagnóstico con el resto de pruebas.
Los fármacos actualmente más empleados en el tratamiento médico de los miomas uterinos son los análogos de la Gn-RH. Normalmente se utilizan de manera temporal y pueden contribuir a reducir el tamaño de los miomas, aunque en raras ocasiones llegarán a hacerlos desaparecer. El fundamento de este tratamiento es disminuir la cantidad de estrógenos circulantes en sangre al bloquear la función del ovario. Dado que estas lesiones son estrógeno-dependientes su tamaño tiende a reducirse.
Sin embargo es frecuente que cuando la terapia se interrumpe vuelvan a crecer.
Asimismo este tratamiento presenta efectos secundarios similares a los que aparecen cuando la mujer alcanza la menopausia, tales como sofocos, sudoraciones, sequedad vaginal, cambios de humor y en algunas ocasiones pérdida de masa ósea.
El tipo de cirugía que pueden emplearse para el tratamiento quirúrgico de los miomas varía según su localización, sintomatología, tamaño y deseos de preservar fertilidad o menstruación que tenga la paciente.
El tipo de cirugía que pueden emplearse para el tratamiento quirúrgico de los miomas varía según su localización, sintomatología, tamaño y deseos de preservar fertilidad o menstruación que tenga la paciente.
Miomectomía
En miomas localizados en la cavidad uterina o en contacto con ella (miomas intramurales), se puede practicar la histeroscopia quirúrgica.
Esta técnica consiste en introducir una pequeña cámara (histeroscopio) dentro del útero y proceder a la exéresis del mioma intrauterino.
Requiere anestesia general o regional, aunque la recuperación post-operatoria es muy rápida.
En este caso se practica única y exclusivamente la exéresis del mioma, preservando el útero que debe ser reconstruido durante el acto quirúrgico. Esta técnica es la ideal a practicar en aquellas mujeres que deseen preservar su útero, bien sea por futuros deseos de fertilidad o por
no querer perder la menstruación.
Hay que tener en cuenta que la práctica de una miomectomía, no elimina la posibilidad de que en el futuro vuelvan a aparecer nuevos miomas uterinos.
Histerectomía
En este caso esta cirugía consiste en la exéresis total del útero. Esta técnica quirúrgicas, pueden practicarse bien sea por vía laparoscópica o vaginal, es decir sin necesidad de abrir el abdomen o mediante laparotomía, cirugía en la que el abdomen es abierto.
La elección de una vía u otra dependerá de una serie de factores como tamaño de los miomas, su localización, habilidad quirúrgica del cirujano etc.
Embolización de las arterias uterinas
Conduce a la necrosis por falta de irrigación. Indicado en algunos casos con buenos resultados. Es un paso intermedio entre la cirugía y el tratamiento médico.